Se origina cuando de pequeños sentimos o interpretamos que no éramos deseados, que sobraba nuestra presencia o que debíamos cambiar para ser aceptados.
🔸 ¿Cómo actúa en la vida adulta?
Eres autoexigente, sientes que no encajas o que estorbas. Te cuesta mostrar tus necesidades y emociones por miedo a ser juzgado/a o ignorado/a. Prefieres desaparecer antes que incomodar. Evitas pedir ayuda.
🔸 En el amor…
Te distancias emocionalmente o eliges personas que refuerzan tu sensación de invisibilidad.
No crees que merezcas que te elijan. Cuando alguien se acerca demasiado, te alejas.
🔸 Pauta de sanación:
✅ Empieza por hacerte visible para ti. Haz una lista de lo que necesitas hoy. Solo por hoy.
✅ Haz una acción diaria, pequeña, donde afirmes tu derecho a ser: hablar, escribir, expresar una emoción sin filtro, ocupar un espacio.
Se origina cuando sentimos que las figuras de apego no estaban disponibles emocionalmente o físicamente, aunque nos quisieran.
🔸 ¿Cómo actúa en la vida adulta?
Te invade un vacío cuando estás solo/a. Necesitas estar en pareja o tener vínculos constantes para sentirte seguro/a. El miedo al abandono es tan intenso que a veces te abandonas a ti mismo para que no lo hagan los demás.
🔸 En el amor…
Te aferras con fuerza. Necesitas contacto constante, palabras, pruebas. Y cuando no las tienes, te sientes rechazado/a, aunque no haya ninguna señal real de peligro.
🔸 Pauta de sanación:
✅ Cultiva espacios de presencia contigo mismo/a. Haz algo que disfrutes en soledad y permanece ahí, respirando, recordándote: “Estoy aquí conmigo.”
✅ Repite afirmaciones que refuercen tu centro: “Me pertenezco. Estoy a salvo en mi presencia.”
Se origina cuando fuimos ridiculizados, criticados o avergonzados por expresar necesidades básicas como el placer, el deseo, el error, la fragilidad, o por nuestro cuerpo o aspecto físico.
🔸 ¿Cómo actúa en la vida adulta?
Sientes culpa por tener deseos propios. Te da vergüenza mostrarte vulnerable o poner límites. Tiendes a complacer y a cargar con lo que no te corresponde. Buscas evitar el juicio, incluso a costa de ti mismo/a.
🔸 En el amor…
Te entregas más de la cuenta. Minimizas tus propias necesidades para evitar incomodar. A veces te saboteas cuando las cosas empiezan a ir bien, como si no merecieras disfrutar.
🔸 Pauta de sanación:
✅ Haz una lista de deseos reales, sin filtrar. ¿Qué te gustaría permitirte?
✅ Empieza por una acción: pide algo que necesitas, sin justificarlo. Di “no” con calma. Deja de disculparte por ser tú.
Se origina cuando confiamos en una figura importante y esa confianza fue rota.
Esto puede suceder cuando las promesas no se cumplen, cuando los adultos fallan sistemáticamente o cuando no se respeta nuestra vulnerabilidad.
🔸 ¿Cómo actúa en la vida adulta?
Sientes que si no lo controlas tú, algo saldrá mal. Cuesta confiar en el otro. A veces te cuesta delegar, soltar el control, mostrar tus inseguridades. Tiendes a desconfiar incluso cuando no hay señales reales.
🔸 En el amor…
Hay miedo al abandono oculto tras una coraza de dureza. Puedes volverte controlador/a, celoso/a o demasiado exigente. Esperas lealtad, pero no te atreves a soltar.
🔸 Pauta de sanación:
✅ Observa cuántas veces reaccionas antes de sentir. Respira antes de hablar.
✅ Elige una pequeña acción para confiar: compartir algo que normalmente ocultas, aceptar ayuda, rendirte un momento. El cuerpo necesita vivir la experiencia de la confianza segura.
Se origina en ambientes fríos o rígidos, donde no había espacio para el error, la emoción o la individualidad. Se premiaba el rendimiento, no la expresión emocional.
🔸 ¿Cómo actúa en la vida adulta?
Te exiges muchísimo. Eres muy mental, desconectado/a del cuerpo y de las emociones. No te permites pedir ayuda. Sientes que no puedes fallar porque eso te hace menos valioso/a.
🔸 En el amor…
Puedes parecer frío/a o distante. Cuesta mostrarte, confiar en tu vulnerabilidad, dejarte cuidar. Te aísla tu propia autoexigencia.
🔸 Pauta de sanación:
✅ Reconecta con el cuerpo: respira, baila, permite sentir sin justificarte.
✅ Practica decir: “No puedo con todo” o “Esto me duele” a alguien de confianza. El verdadero amor no espera perfección, espera verdad.
Porque no se trata solo de entender de dónde viene todo esto…
Se trata de sanarlo. Y aquí es donde entra tu responsabilidad personal.
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